Mi relación con la escalada es una especie de romance. Mientras no escalo pienso en ella, me preparo para ella, y cuando la tengo delante trato de disfrutarla como si fuera, igual que yo, un ser mortal. … Regurgito esta idea mientras leo un reportaje de hace un par de años en El País sobre el NangaContinue reading “Cierto punto de obsesión”